El Barcelona no levanta cabeza y, pese a ganar la Liga y la Copa del Rey la pasada temporada, el esperpento sigue apoderándose de un club que, en quiebra técnica desde hace varios ejercicios, sigue haciendo y deshaciendo a su antojo sin que nadie le tosa. Esta vez, los problemas podrían venir por el nuevo recinto, el bautizado como Spotify Campo Nou, y el enésimo retraso para que se estrene en un partido del equipo que dirige Hansi Flick.
Según ha avanzado el diario ‘Marca’, y puede confirmar Defensa Central, el Barça tendría muchos problemas para que el primer equipo disputara el Joan Gamper en el nuevo Camp Nou. Si bien es cierto que Joan Laporta y su círculo íntimo están trabajando a destiempo para conseguir las pertinentes licencias, lo más seguro es que la burocracia no satisfaga los deseos del club azulgrana, que ya se ha llevado varios disgustos con las obras del estadio en estos meses.

A pesar de que el Barça ha obtenido el permiso de actividad, aún falta por llegar el respectivo de ocupación y éste podría no llegar a tiempo y, de no tenerlo, sería misión imposible celebrar el encuentro del trofeo veraniego. El Gamper se prevé antes para el próximo 10 de agosto, antes del inicio de la Liga -la primera jornada se juega entre el 15 y el 19-, y, ante los problemas que se avecinaban en Can Barça, querían celebrar el duelo con unos 30.000 espectadores por la problemática con las licencias.
El Barça se halla a la espera de informes técnicos que hacen referencia a los permisos por parte del Ayuntamiento de la Ciudad Condal, pero es bastante viable que el Gamper se tenga que acabar jugando el Johan Cruyff de la Ciudad Deportiva, el recinto donde juega sus partidos tanto el filial como la sección femenina del club. Un nuevo contratiempo para una entidad que aún está en ‘schock’ tras el patinazo con el fichaje de Nico Williams, que finalmente renovó con el Athletic hasta 2035 y es el segundo portazo que da a los culés en dos veranos seguidos.
Obras tortuosas
Las obras del Camp Nou, que empezaron con el derribe del estadio entre noviembre y diciembre de 2022, aprovechando el Mundial que se celebró por aquel entonces en Catar, han estado marcadas por numerosas controversias desde el principio. Entre retrasos y problemas con las subcontratas, hasta los derechos de los trabajadores se han visto afectados, algo que ha reconocido el propio Barça, que ha tenido que recurrir a la emisión de bonos y la generación de ingresos incrementales futuros del recinto para sufragar la ‘fiesta’.
El proceso de transformación del Camp Nou, con un Barça que siempre va a rebufo del Real Madrid, colinda con una deficiente gestión económica que en los últimos años ha hundido por completo las finanzas de los blaugranas. Y no sólo eso, porque la marca de la entidad también se ha visto muy perjudicada, al haber habido hasta varios altercados en sus instalaciones por parte del personal que está al frente de las obras.