Aparcar tu coche en plena calle durante una ola de calor puede parecer inofensivo. Pero no lo es. Las altas temperaturas no solo afectan a las personas, también castigan a los vehículos. Y mucho más de lo que imaginas.
En ciudades como Sevilla, Madrid o Córdoba, los termómetros han superado los 40 ºC esta semana. Y lo peor está por llegar. Junio aún no ha terminado y ya estamos sintiendo el verano más extremo.
El calor daña más de lo que piensas
Los coches modernos están diseñados para soportar condiciones difíciles. Sin embargo, el calor continuado durante días y semanas acelera el desgaste. Si no tomas precauciones, podrías enfrentarte a averías costosas.
Uno de los elementos más sensibles al calor es el motor. Si el sistema de refrigeración no funciona correctamente, las consecuencias pueden ser graves. Revisa el nivel del refrigerante y cámbialo según lo indicado por el fabricante. Evita rellenarlo con agua a menos que sea una emergencia. El agua no tiene las propiedades adecuadas para proteger el motor como lo hace el refrigerante específico.
Otro de los grandes afectados es el neumático. Con el asfalto superando los 60 ºC, sufren un estrés enorme. La presión se dispara y la goma se ablanda. Si tienes un neumático dañado o con un “huevo”, podrías sufrir un reventón. La solución es simple: ajusta la presión según lo que recomienda el fabricante. Ni más ni menos. Tampoco conduzcas con neumáticos envejecidos o con desgaste desigual.
La batería también se resiente. Las temperaturas altas reducen su vida útil, especialmente si ya tiene algunos años. Haz un chequeo de voltaje para evitar quedarte tirado. Y si tienes un coche eléctrico, todavía debes ser más cuidadoso: el calor afecta también a los sistemas de carga y a la autonomía.
El aire acondicionado, por su parte, puede fallar justo cuando más lo necesitas. Si al encenderlo huele mal, es señal de que necesita una limpieza o recarga. Enciéndelo de vez en cuando durante el año, no solo en verano. Así evitarás averías y prolongarás la vida del sistema.
Prevenir es mejor que reparar
Una ola de calor puede dejarte parado en mitad de la carretera. Y eso no depende de si tu coche es nuevo o viejo. Un simple descuido puede convertirse en un gran problema.
Esperar la grúa en el arcén, al sol y sin aire acondicionado, no es solo incómodo: puede ser peligroso, sobre todo si viajas con niños o mascotas.
Lo mejor es anticiparse. Revisa el coche antes de salir de casa, especialmente en días de mucho calor. No te olvides de llevar siempre agua y, si puedes, aparca en zonas de sombra o usa un parasol para proteger el interior. Son pequeños gestos que pueden evitarte grandes disgustos.
Cinco minutos de revisión a tiempo pueden ahorrarte horas de espera… y una factura dolorosa en el taller.