Nos encontramos en pleno verano y uno de los mayores protagonistas para evitar el calor es el aire acondicionado. El gran amigo de muchos ciudadanos españoles para esas horas en las llegan las temperaturas más altas.
Sin embargo, los expertos en salud también alertan sobre los potenciales riesgos asociados a un uso inadecuado del aire acondicionado, que van más allá de simples molestias y pueden derivar en complicaciones respiratorias y sistémicas, especialmente para quienes tienen enfermedades crónicas o pertenecen a grupos vulnerables.

LOS RIESGOS DE UTILIZAR MAL EL AIRE ACONDICIONADO
En primer lugar, el aire acondicionado genera un ambiente frío y seco, lo que puede irritar las mucosas nasales y la garganta. Esta sequedad facilita cuadros como resequedad ocular, dolor o carraspera en la garganta, y cuadros de tipo faringitis o laringitis. En casos más graves, pueden desencadenarse bronquitis o incluso una neumonía.
Para aquellas personas padecen asma, EPOC u otras enfermedades pulmonares, el aire frío y seco representa un riesgo aún mayor. El doctor Luis Manuel Entrenas advierte que el exceso de frío puede irritar el árbol bronquial, provocar broncoespasmos y agravar las crisis asmáticas.
Cuando el aire acondicionado no recibe un mantenimiento adecuado, puede convertirse en foco de propagación de microorganismos. Esto puede causar el llamado síndrome del edificio enfermo, caracterizado por síntomas como fatiga, cefaleas, congestión nasal, irritación cutánea y respiratoria. En algunos casos, se ha detectado la presencia de bacterias peligrosas como Legionella, hongos y alérgenos que pueden agravar las afecciones respiratorias.
¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA EVITAR PROBLEMAS?
No obstante, hay maneras de utilizar el aire acondicionado de una buena manera y evitar que ocurran este tipo de problemas. En primer lugar, hay que utilizar unas temperaturas adecuadas: lo ideal es entre los 23 y los 26 grados.

También es importante evitar el flujo directo del aire. No hay que dirigirlo hacia el cuerpo ni permanecer bajo ellas durante mucho tiempo. Por otra parte, es importante realizar una limpieza cada 2-3 meses y renovar el aire interior para evitar la acumulación de contaminantes.