Ancelotti dio pocas sorpresas cuando, a eso de las 20.00 horas, hizo oficial la alineación del Real Madrid para el partido contra el Barcelona. Cambio de sistema ya esperado, con 4 centrocampistas, la suplencia de Mbappé y Valverde fuera del lateral para jugar en el centro del campo. Esa era la idea que, de entrada, se encargo de poner en marcha el entrenador italiano del conjunto blanco.
El partido arrancó con un importante contratiempo para el Real Madrid. Y es que Mendy solo duró sobre el campo 8 minutos, el tiempo que tardó en lesionarse del cuádriceps. El francés cayó al suelo en una disputa con Koundé y vio de inmediato que no iba a poder seguir. Fran García tenía que entrar al campo.
El plan de Ancelotti pasaba por defender con el equipo muy retrasado y tratar de cazar alguna contra. Un planteamiento demasiado pobre, seguramente escarmentado por los golpes recibidos en los dos partidos previos de esta temporada. La cosa no pintaba especialmente bien.
Gol de Pedri
Las sensaciones no eran positivas por parte del Real Madrid y, en la primera en la que le pillaron con el equipo algo descubierto, lo pagó caro. Una jugada en la que el equipo no defendió bien, en el que no cerró la frontal y permitió que Pedri, llegando desde atrás, pusiera el balón lejos del alcance de Courtois. Un puñal en el corazón, más que por el 1-0 en sí, por las malas vibraciones que transmitía el equipo.
El equipo de Ancelotti encajó el golpe algo mejor de lo esperado. Con más corazón que fútbol, los blancos se quitaron un poco la presión del rival, pudiendo dar tres pases seguidos por primera vez en el encuentro. De hecho, incluso hubo un gol anulado a Bellingham por fuera de juego y un penalti sobre Vinicius que también fue anulado por un fuera de juego previo del brasileño. A todo esto, Mbappé empezaba a calentar en la banda.
El delantero francés salió al campo nada más arrancar el segundo acto sustituyendo a un Rodrygo al que ni se le vio. Una segunda mitad en la que el Madrid mostró otra cara, al menos con más ganas y pasión. Vinicius tuvo una buena ocasión sacada por Szczesny en dos tiempos y, más tarde, una buena arrancada de Mbappé volvió a encontrarse con el meta polaco del Barcelona.
Ancelotti fue menos Ancelotti que nunca en esta final con los cambios. Si quitó a Rodrygo a los 45 minutos, a los 53 se limpió a Lucas y a Ceballos para dar entrada a Modric y a Güler. Ahí se empezaron a ver los mejores minutos del Real Madrid, demostrando que otra forma de jugar al fútbol era posible.
Golazo de Mbappé
La aparición de Mbappé en el partido fue eléctrica y contundente. El francés impactó rápidamente en el juego, con regates y, sobre todo, con su amenaza al espacio. En una jugada espectacular, en la que De Jong le tiró al suelo, provocó una falta en la frontal del área que él mismo se encargó de lanzar y de marcar. El francés le pegó fuerte, al palo del portero, y la clavó como un misil. Un golazo que lo empataba todo.
La imagen del Real Madrid en la segunda parte fue totalmente opuesta a la primera. Un equipo más intenso, con más corazón y, sobre todo, con la amenaza de Mbappé que al Barcelona le entraba pánico solo con verle. Y eso que no estaba bien a nivel físico.
Tchouameni, gol de cabeza
El equipo de Ancelotti iba a ser capaz de darle la vuelta a la situación gracias a una jugada a balón parado, un saque de esquina de Arda Güler, que cabeceó Tchouameni al fondo de la red. La inercia del partido era claramente de los blancos y, además, en su mejor momento fue capaz de golpear a su oponente para sorprenderle.
Fallo de Courtois en el 2-2
El Madrid había sido mejor y había obtenido el premio de los goles. Sin embargo, un error propio, en este caso de Courtois a la hora de medirse un balón largo, le dio a Ferran la oportunidad gratuita de igualar el partido.
El VAR hace su trabajo y quita el penalti al Barça
El partido entraba en los minutos finales y, en el 95’, nos encontramos con la situación más ‘deseada’ por todos. Bengoetxea pitó penalti de Asencio a Raphinha en la última jugada del choque, en la que el defensa del Madrid se lanzó a por el brasileño y éste caía al suelo. El jugador culé se tiró sin contacto alguno y hasta González Fuertes, en el VAR, lo tuvo claro para anularlo. El piscinazo del delantero del Barcelona fue clarísimo a pesar de que si hubiera sido por el árbitro del partido al Real Madrid le habrían pegado otro mangazo histórico. El encuentro se fue a la prórroga.
El físico en la prórroga bajo mínimos
Los jugadores estaban muy cansados, el ritmo bajó de forma evidente, y todo parecía ir destinado a que una individualidad o un error pudiera decantar el partido con todo tan igualado en lo futbolístico y en lo físico. El mejor ejemplo lo vimos en un Rudiger que llevaba tiempo casi cojo, que aguantó todo lo que pudo, hasta que Ancelotti decidió quitarle en el minuto 110' del encuentro para meter a Endrick.
Para desgracia de Real Madrid, el error llegó. Y fue propio. En esta caso, Brahim se quedó demasiado parado a la hora de perseguir una pelota que le pasó Modric por el centro... y fue pecado mortal. Koundé, que pasaba por allí, recuperó la pelota en la frontal y superó a Courtois con un disparo ajustado al palo que hizo imposible la estirada de Courtois. Fue un golpe mortal para el Real Madrid, que fue preso de sus errores, los que le costaron un partido que muchos auguraban que acabaría con goleada culé y que lo hizo con la sensación de que cuando Ancelotti dejó de ser Ancelotti, el equipo blanco fue mejor que su rival.
Ficha técnica
Barcelona: Szczesny; Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Gerard Martín; De Jong, Pedri (Eric 97’); Lamine Yamal, Olmo (Fermín 60’), Raphinha; y Ferran (Pau Víctor 114')
Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez (Modric 54’), Asencio, Rüdiger (Endrick 109'), Mendy (Fran García 8’); Tchouameni, Valverde, Ceballos (Güler 54’), Bellingham; Vinicius (Brahim 88’) y Rodrygo (Mbappé 46’)
Goles: 1-0 Pedri (28’), 1-1 Mbappé (69’’), 1-2 Tchouameni (76’), 2-2 Ferrán (83’)
Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Amonestó a Ancelotti, Tchouameni, Gerard Martín, De Jong, Modric, Raphinha, Bellingham. Expulsó a Rudiger.
Estadio: La Cartuja