Una cerveza. Solo una. Fue lo que tomó una trabajadora de Mercadona durante su descanso en plena jornada laboral. Lo que no imaginaba es que esa lata acabaría provocándole el despido… y que años después un tribunal obligaría a la empresa a pagarle 55.000 euros por ello.
Lo que pasó aquel día
La historia no tiene grandes giros, pero sí uno importante. Ocurrió en un supermercado de Madrid. La empleada, con 23 años de antigüedad, salió en su pausa para comerse un sándwich y beber una cerveza en el coche. Una pausa como la de cualquiera, hasta que alguien la vio.
Un encargado, al parecer, decidió seguirla discretamente. Observó cómo se tomaba su merienda y, al verla volver, la citó en el despacho. Le hicieron firmar un documento reconociendo que había bebido alcohol durante su descanso. Poco después, la echaron.
¿El argumento? La normativa interna de Mercadona prohíbe el consumo de alcohol, incluso en los descansos, si se está dentro del horario laboral. La empleada trabajaba en la zona de comida preparada, donde se manejan cuchillos, hornos y freidoras. Para la empresa, había puesto en riesgo la seguridad.
El tribunal no compra esa versión
Pero los jueces no lo vieron igual. Tras una primera vía de conciliación sin éxito, el caso acabó en los tribunales. Y el veredicto fue claro: el despido fue improcedente.
¿Por qué? Porque la empresa no pudo demostrar que la trabajadora estuviera afectada por el alcohol, ni que su comportamiento afectase al trabajo. De hecho, terminó su jornada sin ningún incidente. Para el tribunal, la medida fue excesiva.
Mercadona tuvo dos opciones: reincorporarla o pagarle una indemnización. Eligió la segunda. Y así, la cerveza que aquella empleada bebió durante su descanso acabó costándole a la cadena 55.000 euros.
El caso ha corrido como la pólvora en redes. Hay quienes lo ven como un ejemplo de exceso empresarial, y otros que defienden la importancia de seguir las normas al pie de la letra. Lo que está claro es que esa cerveza, en principio inocente, terminó convertida en una batalla legal.