La famosa e interminable ola de calor que teníamos grabada en la piel llega a su fin. Después de más de dos semanas con temperaturas que se acercaron (y hasta superaron) los 44 grados, por fin hay alivio. Pero ojo, porque viene acompañado de algo inesperado: tormentas. La Aemet ya ha activado avisos por chubascos fuertes, especialmente en el norte y el noreste.
La clave del cambio está en una vaguada fría que baja desde el Atlántico. Es como un gran soplo de aire fresco que desplaza todo ese calor acumulado. El resultado: bajada de temperaturas de hasta 10 grados en algunas zonas. ¿Lo mejor? Más fresquito. ¿Lo peor? Cielos revueltos, chubascos y tormentas eléctricas, sobre todo en áreas de montaña como Pirineos o la Ibérica.
Aemet ya ha lanzado alertas. Por ejemplo, en Lleida se esperan lluvias intensas que podrían superar los 30 l/m² en solo 24 horas, junto a rayos y granizo. ¡Menudo combo!
Predicción semanal:
— AEMET (@AEMET_Esp) August 18, 2025
Hoy: último día de esta ola de calor; temperaturas extremadamente altas en el valle del Guadalquivir, sureste peninsular y Baleares. Tormentas en el este peninsular.
Martes: chubascos con tormenta en el nordeste peninsular.
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Contrastes claros, cambios bruscos
A principios de semana, aún notaremos humedad y calor en el valle del Guadalquivir, Baleares y el sureste. Pero en el centro y norte, el termómetro se desploma. Ciudades como Madrid, Valladolid o algo más al norte notarán ese fresco agradable después del padecimiento térmico.
El martes pone el foco en Cataluña y Aragón: las tormentas pueden ser de las de quitar el hipo, con fuerte aparato eléctrico. Y sí, miércoles y jueves serán días grises en el Cantábrico y el norte de Galicia, con lluvias constantes. Se respira humedad, y los paraguas no serán mal plan.

De cara al finde, parece que llegamos a una tregua: tiempo más estable, cielos despejados y tranquilidad, aunque el domingo tarde podría repetirse algún chaparrón en el interior norte. Así que… paraguas a mano si vas por esas zonas.
¿Y ahora qué?
Este respiro térmico es como llegar a casa descalzo después de un día de calor sofocante. Ciudades como Sevilla, Valencia o Madrid ya respiraban mal con mínimas por encima de los 25 °C. Ahora toca disfrutar del descanso, pero sin bajar la guardia: las tormentas de verano son imprevisibles. Pueden provocar chaparrones que tapen carreteras, granizo que dañe cultivos o incluso que alumbren el cielo con una buena descarga eléctrica.
La Aemet nos lo recuerda: atentos a los avisos, especialmente si vas a montaña, estás cerca de barrancos o zonas donde el agua puede correr de manera rápida. Un paraguas o un chubasquero en el bolsillo nunca vienen mal este verano.