El Real Madrid ha conseguido imponerse con total justicia en el partido de esta tarde ante el Barcelona (2-1) después de un tenso Clásico que ha acabado con una trifulca importante en la que, cómo no, Lamine Yamal ha sido protagonista. En parte, el triunfo del Madrid ha sido la mejor medicina para el extremo culé, que acusó en los días previas al encuentro de “robar” a los merengues, y en el vestuario de Xabi Alonso han estallado de alegría tras casi 100 minutos a un ritmo muy intenso en el Santiago Bernabéu.
“Que hablen ahora, ni robos ni hostias… En el campo hemos sido mejores y podían haberse llevado unos cuantos más”, es el mensaje que los jugadores del Madrid intercambiaban con el ‘staff’ de Xabi y que llegaba tras los gritos de euforia que se producían dentro de la caseta de los locales, que fueron superiores en el cómputo global del choque contra el Barcelona, aunque el resultado se quedó escueto tras las grandes ocasiones que tuvieron para ampliar su renta en el marcador. En cualquier caso, una victoria siempre es una victoria y, ante el eterno rival, sabe aún mejor.
En el Madrid tenían muchas ganas de dar un golpe sobre la mesa, ya que la herida abierta tras el derbi en el Metropolitano frente al Atlético (5-2) el equipo quedó tocado, también Alonso. Ni siquiera el balance anterior a este Clásico, ganando el resto de partidos (11 de 12), valía para los más exigentes, en un clima que no es nada nuevo para el club de Concha Espina, que siempre ha tenido un nivel de ambición muy elevado. La gloria es efímera y bien lo saben los madridistas, que saborean muy rápido los triunfos y enseguida piden más. Eso es, en definitiva, el legado que hemos heredado de nuestros antecesores.
En el vestuario respiran muy aliviados después de esta trabajada y sufrida victoria ante el Barça, que está lejos del nivel del año pasado y, a cambio, el Madrid se presenta mucho más entero y fiable para esta temporada. Y los números no fallan, porque el grupo que conduce Alonso está empezando a coger carrerilla y a mostrar una cara solvente y estable, que es el objetivo del técnico desde que llegó el primer día a Valdebebas. Aunque estemos en octubre, no hay que sonrojarse por lo bien que marchan las cosas, si bien es cierto que aún está lejos la época de hacerse con los títulos.
Pero qué duda cabe que estamos ante un buen inicio de campaña. Además, el Madrid ha demostrado esta tarde ante el Barça tener múltiples variantes, con una presión alta y media que ha descolocado por momentos a los azulgranas, y un centro del campo que tiene multitud de recursos. Aurelién Tchouameni y Eduardo Camavinga fueron titulares, junto a un Jude Bellingham que terminó escorado en banda derecha y Arda Güler en su papel clásico de ‘10’ que tan bien ha empezado a interiorizar.
El Madrid manda
Después de los enfrentamientos contra el Barcelona del pasado curso, con cuatro derrotas, el Madrid necesitaba ganar al eterno rival y hacerlo con autoridad. Los blancos lo han hecho, aunque no han conseguido trasladar esa superioridad a la tablilla. En cualquier caso, las sensaciones son muy positivas y la afición así lo ha captado. El siguiente objetivo pasa por ganar a Valencia (sábado, 21 horas) y Rayo (9 de noviembre, 16.15 horas) para seguir en lo más alto antes del nuevo ‘parón’ internacional.