El revolcón que se ha producido el fin de semana en el campeonato nacional de Liga ha vuelto a reflejar que en el deporte, como en la vida, nada hay seguro y que incluso los peces pequeños, a veces, se comen a los grandes. El Real Madrid, que había perdido la semana anterior con el Atlético (5-2), recuperó una semana después el liderato del campeonato doméstico, al ganar al Villarreal (3-1) y aprovechar la posterior goleada que sufrió el Barça en su visita al Ramón Sánchez Pizjuán para medirse al Sevilla (4-1).
Pero todo implosionó por los aires cuando el mismo Villarreal en su página web alertó que su derrota en Chamartín había sido “polémica”, en clara alusión al arbitraje de Guillermo Cuadra Fernández, que señaló un claro penalti de Rafa Marín a Vinicius Junior dentro del área y expulsó a Santiago Mouriño -por doble cartulina amarilla- por un enganchón con Vinicius Junior a falta de cuarto hora de partido. Posteriormente, la Agrupación de Peñas del conjunto castellonense explotaba y emitía un comunicado en el que pedía arbitrajes “justos y ecuánimes”.
Aunque no quedaba ahí la cosa. Los aficionados del Villarreal enseñaban la patita directamente y mencionaban al Madrid en un escrito que se viralizaba enseguida. “No puede ocurrir que sean claramente decantados [los arbitrajes] en este partido a favor del Real Madrid y se produzcan claros errores arbitrales a la vista de todo el mundo, como han reconocido diferentes medios de comunicación”, señalaban desde las filas del conjunto ‘groguet’ los aficionados más exaltados, quejándose incluso de las tarjetas amarillas de sus laterales, “que influyen en todo el partido”.
Lo cierto es que, pese a que el denominado ‘relato’ pueda funcionar de maravilla, la actuación del trencilla Cuadra Fernández no fue favorable ni mucho menos a los intereses del Real Madrid. Después del penalti sobre Vini, que supuso el 2-0, hubo otros dos en los que el árbitro se inhibió por completo y el VAR ni intervino. Los sufrieron Vinicius y Rodrygo Goes y, probablemente, podrían haber servido para ampliar la ventaja en el marcador. Además, Mouriño podría no haber acabado la primera parte perfectamente y Aurelién Tchouameni recibió una amarilla en el primer tiempo totalmente injustificable.
El Mallorca ni cita al Barça
Los ataques sufridos por el Real Madrid durante este inicio de curso, cuando ha sido el equipo -de los de arriba de la tabla- que más se ha sentido perjudicado por el arbitraje, son indignantes, mientras observamos que, en caso contrario, no ocurre lo mismo. Por ejemplo, el Mallorca, al que se enfrentó el Barça en la primera jornada en Son Moix (0-3), sí se quejó del arbitraje, a través de la Unión de Peñas del club bermellón, tras un encuentro en el que el ‘espíritu Negreira’ volvió a florecer: dos goles debieron ser anulados -uno, porque el balón sale de banda antes; y el otro, porque Antonio Raíllo se encontraba en el suelo en el momento en el que Ferran Torres batía a Leo Román-… pero en ningún momento citó a los culés.
A esto me refiero tantas veces con el relato. Aquel comunicado de las peñas del Mallorca no mencionó ni una sola vez al Barcelona, rival en aquella polémica primera jornada. En el del Villarreal no tardó mucho en aparecer: tercera línea.
— Rubén Martín AS (@RubenMartinAS) October 7, 2025
Absolutamente maravilloso. pic.twitter.com/oXZrzcP7TZ
Es el doble rasero de una competición que ha caído en el absoluto descrédito después de conocerse que el Barcelona pagó durante, al menos, 17 años, al ex ‘número dos’ del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, cuyos rivales resultan de todo menos creíbles cuando se quejan del arbitraje y no tienen en cuenta este antecedente. Todos sabríamos lo que estaría ocurriendo si hubiera sido el Madrid quien hubiese plagiado las técnicas fraudulentas del Barça, pero esto es España y, como dijo Santiago Bernabéu, el antimadridismo es el precio que hay que pagar por tener más Ligas que nadie en España, por tener más Copas de Europa que nadie en Europa.